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domingo, 9 de marzo de 2014

                                     

    Rosario Ferré nació en 1938 en Ponce, Puerto Rico de una familia muy rica y famosa. Su padre fue el gobernador de Puerto Rico de 1968 a 1972. En 1960,se graduó de Manhattanville College en Nueva York después de estudiar inglés por cuatro años. Entonces, obtuvo su maestría en español y estudios latinoamericanos de la Universidad de Puerto Rico. Finalmente, ganó su doctorado de la Universidad de Maryland. Rosario Ferré, al pertenecer a la generación del 70, surge del complejo de la cultura caribeña. Ella vive este tiempo con el punto de vista de una mujer intelectual que han nacido en la élite social formada en un ambiente que era de recelo frente al mestizaje negro americano y que genera  una lucha con las censuras de su medio.

                        
                                             ( La familia Ferré frente a la Fortaleza)

La obra literaria de Rosario Ferré se polariza, hasta la fecha, a través de varios géneros literarios: la novela, la novela corta, el cuento, los poemas narrativos y el ensayo de crítica literaria. Su posición dentro del ámbito literario se bifurca a través de dos ramas opuestas: crítica literaria y escritora de ficción. Sus obras cubren muchos temas: la cultura y política de Puerto Rico, el movimiento feminista en Puerto Rico y los Estados Unidos y también las relaciones que tiene con su familia, especialmente su madre. Rosario Ferré ha publicado muchas obras, por ejemplo: su primer libro de cuentos “Papeles de Pandora”, publicado en 1976. Papeles de Pandora, en el cual, según Alcántara Almanzar, "explora todo un universo social deformado por el colonialismo, incursionando en la vida de la clase dominante, poniendo al desnudo sus perversiones y progresiva extranjerización", contiene cuentos como "La muñeca Menor",una tía soltera que usa su habilidad de hacer muñecas de miel para conseguir venganza. "La bella durmiente", narra la breve vida de una joven bailarina a través de cartas y recortes de periódicos que revelan mucho más de lo que dicen y "Cuando las Mujeres quieren a Los Hombres", una dama de sociedad y una prostituta forman una alianza sorprendente después de la muerte del hombre que ambos amaban. Lleno de imaginación, elegantemente escritas, la historias de Ferré son una prueba temprana de su estatura entre los escritores latinoamericanos contemporáneos.
                                          
Aunque la obra de Ferré no refleja la misma temática sociopolítica de los escritores de la Generación del 50, sí refleja una denuncia sociopolítica en contra de la decadente burguesía puertorriqueña colonizada política y psicológicamente. En 1972 Ferré fundó y dirigió una de las revistas crítico-literarias más importantes de Puerto Rico y de América Latina, Zona de Carga y Descarga (1972-1975), "especializada en la difusión de la nueva literatura puertorriquena" Zona de Carga y Descarga contribuyó también en la discusión y difusión de temas feministas "a favor de la liberación femenina", que en la década de 1970 comenzaba a cristalizarse nuevamente, siendo sobre todo vehículo de expresión en contra de los "tabúes sexuales y religiosos". Este doble enfoque político se refleja en la obra literaria de Rosario Ferré: la preocupación por la identidad nacional y la situación sociopolítica de la mujer. La obra de Ferré es comprometida, puesto que cuestiona la superficialidad de la clase burguesa puertorriqueña que contribuye tanto en la asimilación norteamericana como en la prolongación de ideas arcaicas que promueven la sojuzgación social de la mujer.

             Dijo Ferré en 1982:
"... no existe un estilo femenino, diferente al de los hombres, porque la literatura, como lenguaje y como forma, no tiene sexo. ...La literatura femenina difiere de la literatura masculina en cuanto a los temas que la obseden. ...La literatura femenina es mucho más subversiva que la literatura de los hombres, porque a menudo se atreve a bucear en zonas prohibidas, vecinas a lo irracional, a la locura, al amor o a la muerte; zonas que en nuestra sociedad racional, productiva y utilitaria resulta peligroso reconocer que existen" (Heinrich 98-99)

-Daliana Tirado


Referencias:
 (http://www.slideshare.net/Nervy/biografa-rosario-ferr-7589234)

(http://www.marvelmoreno.net/site/documents/essays_articles/GilardJ_Elite_femineidad_y_mestizaje_en_el_Caribe_Marvel_Rosario.pdf)

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-68482002002700012


El "Spanglish"


El “Spanglish” en la literatura


   Uno de los efectos de la unión de diferentes culturas es la integración de términos de los diferentes idiomas. Un ejemplo, presente en Puerto Rico y en algunas partes de Estados Unidos es el “Spanglish”, cual es un habla que mezcla el español e inglés. El origen de la literatura “spanglish” en los setentas, fue gracias a un grupo de poetas y dramaturgos de origen puertorriqueños pero criados en New York. Sus obras contenían una combinación entre el inglés y español. En el 1977, Ana Lydia Vega, escribió “Pollito Chicken”, cual se convertiría en la obra inaugural de la literatura “spanglish”.
  Pero el “spanglish” se convirtió en tema de controversia, ya que muchos lo veía como una amenaza a la cultura puertorriqueña y otros, como un simple efecto de la americanización. Para las personas que no vivían en Puerto Rico, el “spanglish” era una manera de apreciar sus raíces puertorriqueñas. Como dijo José Caraballo Cueto “Los de allá usan el Spanglish como un fenómeno de reafirmación puertorriqueña, a pesar de la poca insistencia familiar y cultural. Los de aquí lo usan como negación de la puertorriqueñidad”.


       Para el entretenimiento del que visita a nuestra página, un famoso comediante, Goerge Lopez, nos saca una sonrisa al tocar el tema del "Spanglish" en  los Estados Unidos. 

              *Aviso: Uso de palabras obsenas se presentan* 




                    George López - Spanglish




                                                                                  -Verónica Cadiz







Contracultura de los Años 70


"Movimiento Hippie”

  En los últimos años de la década del ´60, comenzó un movimiento muy particular que fue conocido como “movimiento hippie”. Este movimiento, como decíamos anteriormente, se caracterizó por la anarquía no violenta, por la preocupación por el medio ambiente y por un rechazo general al materialismo occidental. Los hippies formaron una cultura contestataria y antibelicista. Artísticamente fue un movimiento muy prolífero en todo el mundo. Su estilo fue la psicodelica y la multiplicidad de colores inspirados en la drogas alucinógenas de la época (LSD) y que se plasmaba en: moda, artes gráficas y sobre todo en la música, en cantantes como Janis Joplin y en bandas como Love, Grateful Dead, Jefferson Airplane y Pink Floyd por nombrar solo algunas; y en general en todos los ámbitos de la cultura.

 El icono hippie suele caracterizarse con un hombre de pelo largo y barba mucho más larga que lo considerado “normal” para la época. Ambos sexos tendían a dejarse el pelo largo y de imitar el estilo afroamericano. La mayoría de la sociedad de la época, consideraba estos “pelos largos” como una ofensa, o como sinónimo de suciedad, o cosa de mujeres. El hecho de usar el cabello largo, para ambos sexos y su forma particular de vestir, actuaba como una señal de pertenencia y una muestra de su actitud contestataria y contracultural.
Otras características asociadas a ellos fueron:
- Ropas de colores brillantes.
- Ropas desteñidas.
- Camisas largas, polleras largas, pantalones con botamanga tipo “pata de elefante”.
- Ropas indias o africanas.
- Símbolos como la flor o dibujos de los aborígenes americanos..
- Muchos se confeccionaban su propia ropa como protesta ante la cultura consumista.
- Uso de incienso y recuperación de los valores naturales de las plantas.
- Se reunían a tocar o componer música en fiestas al aire libreo en casas de amigos.
- Vida en comunas.
- San Francisco, California era la principal ciudad de encuentro para los hippies.
- Tolerancia hacia la homosexualidad y la bisexualidad.
- Amor libre: traducido en un rechazo a la institución del matrimonio y una conducta sexual contraria a las imposiciones de las Iglesias o el Estado, que eran vistas como intromisiones a la vida personal.

         
           
                                                    “Hippies”
          
                                             “Vida en comunas”
                                                                                               
Cada año, el 22 de abril, Día del Planeta , se conmemora el aniversario de lo que muchos consideran el nacimiento del movimiento ambientalista moderno en el 1970.
Ese año representó el clímax del movimiento hippie y la cultura de los “flower childs” con la muerte de Jimi Hendrix, el último disco de los Beatles y la canción “Bridge Over Troubled Water” de Simon y Garfunkel. Las protestas eran la orden del día, pero la salvación del planeta no era el motivo. La guerra estaba en su apogeo en Vietnam y los estudiantes en todo Estados Unidos y Puerto Rico se oponían a ella.



           

Los Hippies en Puerto Rico


           Escena de la película “Libertad para la juventud”
           en laque participaron Chucho Avellanet, Richard
            Herd, Rosa Haydee, Frank Moro, Guillermo Villa-
            ronda, Rosita Perú y Marianito Artau.
                                                                               

  En Puerto Rico, la cultura hippie siguió fervientemente los modelos de la misma manifestación en Estados Unidos, convirtiéndose en un movimiento de oposición a los esquemas sociales, religiosos, políticos y económicos, creando una contra cultura en la que se privilegiaba la vida en libertad, el amor libre, el amor por la música y la vida natural, y en sus extremos, el uso de la droga y la sexualidad desordenada. Este movimiento cultural generó muchísimas películas en las que la cultura hippie y sus actitudes se expresaron como una voz unida de la juventud, al tiempo en que representaba para sus productores una puerta abierta de ganancias con un público asegurado. El “Cine a go-go” tuvo sus ídolos en Puerto Rico, destacándose entre ellos el cantante y actor Chucho Avellanet, el más notorio integrante de la llamada Nueva Ola, promovida por Alfred D. Herger y que asumió la representatividad de los deseos juveniles de entonces.
Muchas de las películas creadas en esa época llevan una carga de inocencia notable, elaborando temas como el amor en libertad, la liberación de los mecanismos opresivos de los padres y las instituciones sociales, mientras en otras se destacan los aspectos cuestionables de esa generación, como las drogas y el sexo desmedido.                                                                                        
                                                                                                   
La película “El derecho de comer” se filmó
 en la ciudad de Ponce y contó con Lissette y
René Rubiela “Findingo” en los papeles estelares.


Religiones
 
Durante esta revolución de pensamiento de los hippies se generaron ciertas corrientes espirituales.
Esto surgió a raíz de una creciente desconfianza hacia toda autoridad y a la incapacidad de las instituciones sociales de llenar las necesidades de la gente en todos los renglones sociales. Esto trajo consigo la introducción de nuevas prácticas religiosas asociadas al Hinduismo, la meditación trascendental, los movimientos esotéricos y de la Nueva Era. En 1968, Jiddu Krishnamurti, líder hinduista, estableció en Puerto Rico la sede hispana de su organización llamada Fundación Hispanoamericana Krishnamurti.

Reunión de la Fundación Hispanoamericana Krishnamurti


                                                                            -Escrito Por: Daliana Tirado




martes, 25 de febrero de 2014

Entrevista a Magali García Ramis

Entrevista a Magali García Ramis


     Magali García Ramis nació en el año 1946 en San Juan, Puerto Rico. Cuando era adolescente, se trasladó con su familia a Miramar, donde estudió en la Academia Perpetuo Socorro, escuela en la que se enfatizaba la enseñanza de la cultura americana e historia. Debido a que García Ramis, junto con varios compañeros, interpretaba que las cosas norteamericanas eran mejores que las de la isla. García Ramis siempre luchó con esta idea y posteriormente en la universidad aprendió más sobre la cultura de su Puerto Rico natal y estos temas pueden verse reflejados en su obra literaria.

-Verónica Cádiz




lunes, 24 de febrero de 2014

Luis Rafael Sánchez

Luis Rafael Sánchez



     Luis Rafael Sánchez nació en el año 1936, en Humacao, Puerto Rico. Actualmente es considerado como uno de los escritores puertorriqueños más grandes de los últimos tiempos. Esta es una de las caracteríticas sostenidas de su quehacer literario cuando se dice: «Escribe en revistas y periódicos, crítica de arte y literatura, crítica social, e impresiones. Su estilo se identifica con lo barroco y lo carnavalesco, y su lenguaje es una ruptura con las normas de lo aceptado en la literatura. Crítica las normas sociales, según el género, la raza y el estatus socio-económico y político». En 1976 publicó “La Guaracha del Macho Camacho”, en la que la guaracha, un ritmo de música latino, es la protagonista. En esta obra se tocan temas como la americanización de Puerto Rico, así como también la política y los políticos de la isla. En su trama, se denota una crítica hacia el pueblo puertoriqueño, que es sutilmente acusado de hacer a un lado su cultura para incorporar las costumbres americanas.


     Se ha analizado su lenguaje barroco, lleno de hipérboles, juegos de palabras, eufemismos y repeticiones incesantes, viéndosela como un retrato de Puerto Rico como una sociedad en estado decadente, en donde sus miembros son personajes corruptos por su obsesión por los productos de la cultura popular estadounidense, y que resultan graciosos y a la vez patéticos en su incapacidad para comunicarse significativamente unos con otros. En una entrevista de 1979, el narrador y dramaturgo puertorriqueño Luis Rafael Sánchez   compara su novela La guaracha del Ma­cho Camacho con otro clásico de Puerto Rico, la novela naturalista La charca de Manuel Zeno Gandía:


Luis Sánchez Rafael dice:

         “Me parece que la novela, ya sea vista como una novela de humor, es una novela trágica, realmente angustiosa, porque lo que estamos viendo es una ‘crónica de un mundo enfermo’ como diría Manuel Zeno Gandía, una especie de ‘char­ca’ de nuestros días” (Calaf Aguilera 76)  

-Verónica Cádiz

Rosario Ferré


    

     Rosario Ferré nació en 1938 en Ponce, Puerto Rico de una familia muy rica y famosa. Su padre fue el gobernador de Puerto Rico de 1968 a 1972. En 1960,se graduó de Manhattanville College en Nueva York después de estudiar inglés por cuatro años. Entonces, obtuvo su maestría en español y estudios latinoamericanos de la Universidad de Puerto Rico. Finalmente, ganó su doctorado de la Universidad de Maryland. Rosario Ferré, al pertenecer a la generación del 70, surge del complejo de la cultura caribeña. Ella vive este tiempo con el punto de vista de una mujer intelectual que han nacido en la élite social formada en un ambiente que era de recelo frente al mestizaje negro americano y que genera  una lucha con las censuras de su medio.


( La familia Ferré frente a la Fortaleza)

     La obra literaria de Rosario Ferré se polariza, hasta la fecha, a través de varios géneros literarios: la novela, la novela corta, el cuento, los poemas narrativos y el ensayo de crítica literaria. Su posición dentro del ámbito literario se bifurca a través de dos ramas opuestas: crítica literaria y escritora de ficción. Sus obras cubren muchos temas: la cultura y política de Puerto Rico, el movimiento feminista en Puerto Rico y los Estados Unidos y también las relaciones que tiene con su familia, especialmente su madre. Rosario Ferré ha publicado muchas obras, por ejemplo: su primer libro de cuentos “Papeles de Pandora”, publicado en 1976. Papeles de Pandora, en el cual, según Alcántara Almanzar, "explora todo un universo social deformado por el colonialismo, incursionando en la vida de la clase dominante, poniendo al desnudo sus perversiones y progresiva extranjerización", contiene cuentos como "La muñeca Menor",una tía soltera que usa su habilidad de hacer muñecas de miel para conseguir venganza. "La bella durmiente", narra la breve vida de una joven bailarina a través de cartas y recortes de periódicos que revelan mucho más de lo que dicen y "Cuando las Mujeres quieren a Los Hombres", una dama de sociedad y una prostituta forman una alianza sorprendente después de la muerte del hombre que ambos amaban. Lleno de imaginación, elegantemente escritas, la historias de Ferré son una prueba temprana de su estatura entre los escritores latinoamericanos contemporáneos. 


     Aunque la obra de Ferré no refleja la misma temática sociopolítica de los escritores de la Generación del 50, sí refleja una denuncia sociopolítica en contra de la decadente burguesía puertorriqueña colonizada política y psicológicamente. En 1972 Ferré fundó y dirigió una de las revistas crítico-literarias más importantes de Puerto Rico y de América Latina, Zona de Carga y Descarga (1972-1975), "especializada en la difusión de la nueva literatura puertorriquena" Zona de Carga y Descarga contribuyó también en la discusión y difusión de temas feministas "a favor de la liberación femenina", que en la década de 1970 comenzaba a cristalizarse nuevamente, siendo sobre todo vehículo de expresión en contra de los "tabúes sexuales y religiosos". Este doble enfoque político se refleja en la obra literaria de Rosario Ferré: la preocupación por la identidad nacional y la situación sociopolítica de la mujer. La obra de Ferré es comprometida, puesto que cuestiona la superficialidad de la clase burguesa puertorriqueña que contribuye tanto en la asimilación norteamericana como en la prolongación de ideas arcaicas que promueven la sojuzgación social de la mujer.



Dijo Ferré en 1982:

"... no existe un estilo femenino, diferente al de los hombres, porque la literatura, como lenguaje y como forma, no tiene sexo. ...La literatura femenina difiere de la literatura masculina en cuanto a los temas que la obseden. ...La literatura femenina es mucho más subversiva que la literatura de los hombres, porque a menudo se atreve a bucear en zonas prohibidas, vecinas a lo irracional, a la locura, al amor o a la muerte; zonas que en nuestra sociedad racional, productiva y utilitaria resulta peligroso reconocer que existen" (Heinrich 98-99)

Ana Lydia Vega


Ana Lydia Vega

Una de las escritoras más reconocidas de Puerto Rico es Ana Lydia Vega. Ana Lydia Vega nació  en Santurce, el 6 de diciembre de 1946. Desde la pequeña edad de los siete años, Ana Lydia descubrió su pasión por la poesía, cuentos, composiciones y novelas. Estudió artes en la Universidad de Puerto Rico; y obtuvo su maestría y doctorado en la Universidad de Provence en Francia. Después de terminar sus estudios, la escritora decide regresar a Puerto Rico y trabaja como profesora en la Universidad de Puerto Rico. En 1981 escribe, con Carmen Lugo Filippi, Vírgenes y mártires. Luego, publica dos libros: Encancaranublado y otros cuentos de naufragio, y Pasión de historias y otras historias de pasión.
Ana Lydia Vega, como muchos de los escritores de la generación del 70, se preocupa por los asuntos de Puerto Rico y la búsqueda de la identidad puertorriqueña. Sus obras contienen comentarios políticos, sociales y críticas a la sociedad puertorriqueña, con argumentos considerados conservadores y neo-nacionalistas. Por medio de sus escrituras, desarrolla los conceptos de la identidad nacional y la patria. En uno de sus ensayos, “Llámenme Gloria”, urge a los puertorriqueños a no olvidar su historia y a regresarle la identidad a su “bandera revolucionaria”. Además, en Encancaranublado, la puertorriqueña discute la búsqueda de la identidad nacional en el Caribe. Ana Lydia Vega por medio de sus obras, incita a los puertorriqueños a la búsqueda de su identidad como nación y a protegerla ante cualquier amenaza.






















Llámenme Gloria

EXCÚSENME SI empiezo por presentarme. Aunque llevo más de cien años ondeando bajo el cielo de esta hospitalaria Antilla, razones tengo para pensar que sigo siendo, entre ustedes, una total desconocida. Aquí donde me ven, acabo de celebrar mis dos siglos y cuarto de vida. Saquen cuenta los incrédulos.
En 1776, el general George Washington me declaró estandarte del Ejército Continental que puso a correr como cucarachas a los ingleses. Todavía en aquel momento no me engalanaba la brillante constelación que más tarde vendría a realzar la sobria elegancia de mis franjas rojas y blancas. Un año después, el Congreso de los Estados Unidos premió mi distinguidísima carrera subversiva ascendiéndome al pabellón nacional de la primera república de las Américas. Salí pues de las humildes y laboriosas manos de doña Betsy Ross cosida, lavada y perfumada para mi estreno mundial. Soy, por si no lo sabían, la bandera revolucionaria más antigua del hemisferio occidental.
Cuando la posibilidad del regicidio ni siquiera rozaba la imaginación de los europeos, ya yo inspiraba sueños de rebelión en las 13 colonias británicas. Mi histórica gesta fue -si se me permite esa pequeña inmodestia- ejemplo libertador para los miserables de Francia, los esclavos de Haití y los criollos latinoamericanos.
Admitan, a la luz de mi apasionante biografía, que el simpático apodo de "Old Glory" me sienta de maravilla. Me lo endilgó mi amigo el capitán Driver, a quien por siempre le agradeceré el haberme salvado el pellejo durante la guerra civil. Mención especial también merece Francis Scott Key, autor del célebre poema promovido a himno que acabó de consolidar mi estrellato. Con semejante pedigrí, les juro por la Campana de la Libertad que siempre viví en la absoluta certeza de un futuro decente.
 No estaba nada preparada para el mal rato que la historia me tenía en remojo. Cuando rugieron los cañones de la Guerra Hispanoamericana, se revolcaron en sus tumbas los Founding Fathers. ¡Qué escándalo sin precedentes! ¡Los inventores del independentismo, los campeones del anticolonialismo convertidos, poco más de un siglo después, en vulgares invasores de islas indefensas!
Intentos de tapar el cielo con la mano no faltaron. Mientras los más hipócritas invocaban la solidaridad internacional, los más cínicos se amparaban en la doctrina del Destino Manifiesto. Y todos continuaron, felices y contentos, celebrando el 4 de julio con fuegos artificiales. ¿Para eso fue que me engancharon, a son de trompetas, las tropas del general Miles en las astas mohosas que dejó vacante la bandera española? Cada vez que me acuerdo, se me quieren caer de vergüenza las estrellas. De tanto abuso que presencié, me agarró una depresión galopante. Perdí la alegría de flotar. Me dejaba izar y arriar sin entusiasmo mientras meditaba franjibaja sobre las contradicciones genéticas del homo americanus.
Un buen día, abrí los ojos y vi que no estaba sola. Allí, mirándome de lo más carifresca, daba bandazos al viento una especie de cruce entre la bandera de Cuba y la de Texas. Me pareció increíble que fuera la de Puerto Rico. Delante de mí, por lo menos, nadie había proclamado ninguna independencia. Confieso que me alegré. Bastantes sufrimientos le había costado a la pobre llegar a treparse en ese palo. En los 49 años que llevamos juntas, no he hecho más que escuchar su lamento borincano: que estuvo más de medio siglo metida en el clóset; que los mismos que la sacaron luego la persiguieron; que los del otro bando igual la fastidiaron; que todavía hoy, cuando por fin la reconoce el pueblo entero, tiene que seguir de rabo mío, colgada como un cero a mi izquierda... Yo la dejo pataletear y desahogarse sin decir ni esta boca es mía. A estas alturas, no estoy para meterme a sicóloga. Sépase, por si las dudas, que yo también tengo mis traumas. Sospecho que me estoy quedando ciega. O, a lo mejor, me estoy poniendo vieja.
Lo cierto es que me resulta cada vez más difícil distinguir a mis fanáticos de mis críticos. En realidad, de un tiempo para acá, me asustan muchísimo más los primeros. Aquellos que se esgalillan vociferando insultos en defensa mía, los que me agitan como pandereta de parranda y hasta me encaraman con grúas en los postes de la luz, me lucen mucho más alejados de mi credo que los que antes me desgarraban o me pegaban fuego en nombre de la justicia.
PÓNGANLE EL sello: la estadía prolongada en una colonia termina por nublar el entendimiento. Eso me cantaletea día y noche mi colega la monoestrellada.
Mientras tanto, la banderita azul celeste de Isla Nena se ha ido aguzando. Últimamente, le ha dado con invitarme a la desobediencia y créanme que lo he considerado. Estoy loca porque se vaya la Marina, a ver si se me cicatriza la autoestima.

Antes de despedirme, estimados amigos y vecinos, permítanme un pequeño consejo. En vez de estrujarme y zarandearme como a un infame trapo de fregar, descubran mi verdadera identidad de bandera libertaria. Y, por aquello de ayudarme a rescatar mi "standing" ancestral, háganme un gran favor: llámenme Gloria.

-Daliana Tirado